Activos intangibles y la diferencia entre propiedad industrial y derechos de autor

La semana pasada explicamos qué es la Propiedad Intelectual. La definimos como la rama del Derecho que protege los activos intangibles. Es decir, todas aquellas creaciones del intelecto y la imaginación humana que, pese a no ser materiales, son tremendamente valiosas.

Pero aunque dicho así suene sencillo, como abogados especialistas en Propiedad Intelectual (P.I.) solemos encontrarnos con muchas dudas acerca de los activos intangibles. Dos de ellas destacan sobre las demás:

  • ¿Qué son los activos intangibles?
  • ¿Y cómo se protegen estos activos?

Hoy queremos resolver estas dudas. Y aprovecharemos para señalar la diferencia entre propiedad industrial y derechos de autor, de modo que aprenderás a catalogar algunas de tus ideas y sabrás cuál es el mejor instrumento para defenderlas.

¿Qué son los activos intangibles?

El Diccionario Panhispánico del Español Jurídico define un activo intangible como aquel:

“…que está compuesto por derechos como patentes y marcas, que no se concretan en bienes materiales pero tienen un valor liquidativo”.

Vemos, por tanto, que el concepto de activo intangible está muy relacionado con la Propiedad Intelectual. Engloba una serie de bienes cuya característica común es que no son materiales. Pero, pese a no serlo, tienen un valor económico.

Calcular el valor de un activo inmaterial no suele ser sencillo. Sin embargo, todos sabemos que en la actualidad integran una parte muy importante del capital de cualquier empresa.

Pongamos algunos ejemplos.

El primer activo intangible: la marca

Uno de los primeros activos que suele proteger cualquier compañía es su marca. La marca permite que identifiquemos productos y servicios en el mercado. Además, representa un valor añadido, ya que denota ciertos principios y está cargada de prestigio.
Por ejemplo, cuando una persona visita una zapatería o una tienda de ropa, es frecuente que esté dispuesta a pagar más por prendas de cierta marca. Las principales cadenas textiles basan su negocio en el prestigio de su firma, como también lo hacen las multinacionales de la electrónica y otros sectores.

El hecho de que un bolso o unas deportivas sean de la marca “x” o “y”, o que las utilice este famoso o aquella influcencer puede hacer que el consumidor esté dispuesto a pagar decenas de veces más de lo que pagaría por otro producto análogo pero sin marca.

Por eso la marca es un activo: aporta valor añadido. Hace que el público prefiera este producto o servicio al de la competencia. Y permite que la empresa monetice esa preferencia.

La protección de las ideas: derechos de autor y patentes

Registrar o patentar una idea nos permite explotarla en exclusiva. También nos permite gestionar nuestros derechos, de modo que podemos negociar una cesión o una licencia de uso.

Por tanto, cuando la empresa patenta o registra sus creaciones consigue darles protección jurídica. Y por medio de esta protección “materializa” su idea y la hace objeto de comercio. Ahora no solo tiene una idea, sino unos derechos de explotación que puede vender en el mercado.

Sobre estas bases se levanta la industria del entretenimiento, las farmacéuticas, la automoción y tantos otros sectores económicos.

Otras relaciones contractuales: el conocimiento y derechos de diversa índole

Pero no solo podemos explotar económicamente o proteger aquellas ideas que sean objeto de registro o patente. Los contratos de exclusiva o no competencia pueden considerarse activos intangibles, porque otorgan una ventaja competitiva.

Lo mismo ocurre con los secretos empresariales o el know how de una compañía, frecuentemente compartido mediante el contrato de franquicia. O con las licencias de uso de software e incluso con los datos de nuestros clientes.

En definitiva, los activos intangibles pueden tener muchas formas, pero siempre comparten dos rasgos:

  • Valor económico.
  • Ausencia de forma material.

Algunos ejemplos más: la importancia de los activos intangibles

Brand Finance GIFT es una compañía que publica anualmente un ranking de empresas conforme al valor de sus activos intangibles. Si consultamos sus últimos datos podemos hacernos una idea de la importancia que tienen estos activos en la economía actual:

Empresa Valor de sus activos intangibles Porcentaje del valor de la empresa que representan estos activos
Microsoft $ 904 B 90 %
Amazon $ 839 B 93 %
Apple $ 675 B 77 %
Alphabet $ 521 B 65 %
Facebook $ 409 B 79 %
AT&T $ 371 B 84 %
Tencent $ 365 B 88 %
Johnson & Johnson $ 361 B 100 %
Visa $ 348 B 100 %
Alibaba $ 344 B 86 %

Nos encontramos, por tanto, con un sector de la economía que moviliza más de 21 trillones de dólares americanos, representando una proporción de cinco a uno respecto a los activos materiales.

En el futuro analizaremos con cierto detalle algunas de estas empresas, con la esperanza de mostrar por qué apostar por la Propiedad Intelectual es tan importante en estos momentos. Pero de momento queremos cerrar este artículo explicando la diferencia entre Propiedad Industrial y Derechos de Autor.

La diferencia entre Propiedad Industrial y Derechos de Autor

Como anticipamos en nuestro artículo introductorio sobre la Propiedad Intelectual, lo primero que hacemos a la hora de proteger una idea es categorizarla. Esto es importante, porque existen diferentes figuras dentro de la P.I. y cada una de ellas responde a unas necesidades concretas.

Así:

  • La Propiedad Industrial está más orientada al sector comercial. Suele identificarse con la propia industria y relacionarse con patentes y modelos de utilidad. Pero también incluye otras creaciones de valor mercantil, como los signos distintivos.
  • Por su parte, los Derechos de Autor están más orientados a la mera creación. Son creaciones originales que nos permiten atribuir una obra a una persona en concepto de autoría.
    Sin embargo, no debemos pensar que los Derechos de Autor no tengan un valor comercial. Al contrario: buena muestra de ello son las industrias cinematográfica, musical o del videojuego.

A la hora de proteger nuestras creaciones debemos saber que existen dos sistemas, que no obedecen exactamente a este esquema:

  • Por un lado están las patentes. Son un reconocimiento de derecho que se otorga para defender las invenciones, las nuevas tecnologías y los modelos de utilidad. Así, sería la figura que deberíamos utilizar si diseñamos una mejora técnica para un objeto ya existente (por ejemplo, un airbag más eficiente para el automóvil) o un invento novedoso (por ejemplo, una vacuna para el COVID-19).
  • Por otro lado están los registros. Simplemente hacen constar quién es el autor exclusivo de una obra protegida por Derechos de Autor. Es necesario registrar la obra para defenderla frente a terceros, pero el derecho surge de la mera autoría.
    Decimos que estas figuras no siguen exactamente el esquema Propiedad Industrial – Derechos de Autor porque las marcas también deben ser registradas para mayor protección.

Entonces, ¿cómo defiendo mis activos intangibles?

En definitiva, la Propiedad Industrial y los Derechos de Autor se diferencian en su origen y en sus formas de defensa. Cuestión que extiende otros efectos, como el plazo de protección (20 años para las invenciones y 10 para marcas o modelos de utilidad, por ejemplo).

Para determinar cuál es el mejor modo de defender cada activo intangible hay que conocer el Derecho Comunitario Andino, así como las normas nacionales e internacionales aplicables. Y esto requiere conocimiento y experiencia.

De modo que si estas en posesión de activos intangibles y quieres defenderlos, nuestra recomendación es que contactes con un especialista. Nosotros, como abogados de Propiedad Intelectual en Bolivia, llevamos años protegiendo activos en el país, en la Comunidad Andina y en todo el mundo. Así que puedes escribirnos si necesitas consejo.

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